Me llega el aroma que desprende la naranja mientras la voy pelando en mi cocina y su olor se transforma en tierna nostalgia y mis ojos se llenan de lágrimas por su recuerdo. Lágrimas que resbalan silenciosas sobre la piel de mi memoria; le veo con toda nitidez, sentado en su silla de nea, apoyada en la fachada, en la que el sol del mediodía...
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