Nunca recuerdo desde cuándo me gustan los higos. Cuando era niña me gustaba estar en el huerto y arrancar los pimientos y los tomates que nos decían que ya estaban maduros para recoger; también la higuera que dejaba caer las hojas fragantes sobre el banco viejo, llamaba mi atención cuando en pleno verano, allá por finales de agosto, nos...
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